Aquel verano dijiste que era bonita la forma en la que mis ojos azules brillaban, pon esos ojos en las estrellas para sonrojar a esta noche y las estrellas sentirán celos. Yo dije: “Mientes, no es cierto”.

Cuando te conocí tan solo eras un chico con una camioneta, que tenia tendencia a quedarse tirado en la carretera por la noche. Pero yo estaba justo ahí, siempre a tu lado durante todo el verano. Entonces, con el paso del tiempo despertamos para encontrar que el verano había terminado.

Septiembre fue un mes de lágrimas, y daba gracias a Dios porque no estabas aquí, para verme así. Hoy, encontré una cajita, sobre mi cama esta una carta que nunca leerás, la escribí hace tres veranos, aquella última vez. Es cruel no encontrar algo dulce entre esas palabras.

Pero cuando miro atrás, después de todo, es bueno creer que cuando pienses, Niño azul, espero que pienses mi canción favorita, aquella vez que bailamos toda la noche, la luna improvisaba un escenario. Cuando pienses en felicidad, espero que pienses en ese vestidito negro, que pienses en mi cabeza sobre tu cuello, en mis viejos vaqueros. Cuando pienses, Niño azul, espero que pienses en mí.

He vuelto por primera vez desde aquella última vez, estoy en tu calle, he dejado una carta en tu puerta, la primera cosa que leerás es:

“Cuando pienses, Niño azul, espero que pienses mi canción favorita, algún día pondrás la radio y la escucharás, espero que te lleve a aquel lugar. Cuando pienses en felicidad, espero que pienses en ese vestidito negro, que pienses en mi cabeza sobre tu cuello, en mis viejos vaqueros. Cuando pienses, Niño azul, espero que pienses en mí.”

Hoy recorde aquel verano, dijiste que era bonita la forma en la que mis ojos azules brillaban, pon esos ojos en las estrellas para sonrojar a esta noche y las estrellas sentirán celos. Yo dije: “Mientes, no es cierto”.

Siempre estarás en mí